“…Bien has hecho con tu siervo, Oh Dios, conforme a tu palabra. Enséñame buen sentido y sabiduría, porque tus mandamientos he creído…” Salmos 119:65-66
Cuando hacemos un análisis de nuestra vida bajo la perspectiva de Su palabra nos unimos al clamor del autor en este Salmo; y podemos decirle a Dios “me has tratado bien, me has tratado tal como lo dices en tu palabra”. Esto no quiere decir “toda la vida me ha ido bien”, tampoco se puede interpretar como un “siempre me va bien”. La cuestión es entender que entre todas las cosas que nos pasan, Dios está involucrado.
A veces hay situaciones que no entendemos cuando nos pasan, accidentes, enfermedades y otras tantas cosas, que suceden y no sabemos porqué. Pero hay otras que sí sabemos, que a veces queremos hacernos los desentendidos pero dentro de nuestro corazón sabemos muy bien la causa.
Hay principios universales que rigen el universo. Uno de ellos es muy sencillo pero muy poderoso: “lo que sembramos, eso cosechamos”. Cada acción nuestra, cada palabra debería ser evaluada por este principio de sabiduría. Principio inviolable. Si todo lo que hacemos lo pasamos por este razonamiento, créeme que dejaríamos de hacer muchas cosas malas y empezaríamos a producir mas cosas buenas. Ambas van a repercutir en nuestro futuro para bien o para mal.
Por eso es sumamente importante que la siguiente parte de este pasaje lo hagamos parte de nuestras oraciones y peticiones; “Enséñame buen sentido y sabiduría”. Si nos conducimos por la vida con sentido común y buen juicio muchas de las cosas que hacemos las evaluaremos bajo la perspectiva divina y su repercusión en nuestra vida será positiva.
Revisemos los términos. Sentido común se puede definir como el desarrollo de la sensatez que quiere decir: prudente, cuerdo y de buen juicio. Sabiduría. Conducta prudente en la vida o en los negocios.
No podemos andar por la vida haciendo nuestra “santa” voluntad sin pensar en las consecuencias, todo en esta vida, absolutamente todo tiene consecuencias, para bien o para mal, por eso creo que debemos buscar que Dios nos llene de sabiduría y de buen juicio, después de todo somos nosotros los que vamos a recibir lo que sembramos.
Armando Carrasco Z.