Salmos 119 Parte 56

“Por heredad he tomado tus testimonios para siempre, porque son el gozo de mi corazón. Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos de continuo, hasta el fin. Salmos 119:111-112

¿Cómo puede una persona hablar así? ¿Cómo es posible que alguien pueda hablar de esta manera de la Biblia? Estas declaraciones van más allá de lo poético. Son declaraciones que afectan la percepción que tenemos de La Palabra. Vivimos en un mundo lleno de actividad, puestos los ojos en lo dinámico de la vida y del esplendor de la obra humana, que en la actualidad muy pocos pueden decir lo que dijo este salmista de La Palabra.

¿Qué tenemos que hacer para poder decir como David que La Palabra es su herencia y además que es la felicidad suprema de su vida? ¿Dónde perdimos el camino? ¿Por qué nos cuesta tanto trabajo siquiera leer la Biblia de manera consistente? Si no podemos leerla así ¿Cómo es que pudiéramos decir “¡La Biblia es el gozo más grande de mi vida y es mi mejor herencia!”?

Yo creo, muy particularmente, que la vanidad y jactancia de la obra humana han desviado nuestra atención de lo que verdaderamente es importante. Actualmente la escala de valores está dictada por una falsa concepción de lo que es importante. La T.V. pretende enseñarnos que la fama, la belleza, la destreza atlética y el éxito económico son los valores a perseguir. Ahora todo mundo quiere que sus hijos logren cualquiera de estas metas.

Pero también podemos darnos cuenta que estos nuevos valores no soluciona un problema muy antiguo que reside en el corazón del hombre: el vacío existencial. Es un estado que acaba hasta con el más fuerte. Es un vacío que el hombre intenta llenar con actividad, fama, adicciones, etc. y sólo puede ser llenado con Dios. Cuando el hombre encuentra la solución a esa falta de todo, empieza el camino para apreciar el valor de La Palabra, que nos conecta con nuestro Padre. Que nos muestra el camino para llenarnos, que suple realmente esa necesidad tan básica del hombre.

Cuando por fin encontramos solución a ese vacío, entonces aprendemos de lo importante que es obedecer todo lo que en la Biblia dice. Es cuando nos damos cuenta que obedecerla es vital. Y es entonces cuando podemos, como dice este pasaje, inclinar nuestro corazón a cumplir Su Palabra.

La vida es un camino, es sólo un peregrinaje que tiene un fin. Todo hombre llega a la hora de entregar su vida. Y el mapa para ese peregrinaje es la Biblia. La brújula para ese caminar es la Biblia. Andar en esta vida sin rumbo es un vacío y una incertidumbre indescriptible. Qué mejor que ahora mismo vayas por tu Biblia y empieces a encontrar los tesoros que en ella hay, pero sobre todo encontrar a Aquél que te creó, que te ama y que ha hecho todo por recuperarte, que ha hecho todo por llevarte de nuevo a casa. El tesoro más grande escondido en la Biblia es Dios mismo.

Armando Carrasco Z.