“Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven. Si tu ley no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido” Salmos 119:91-92
Este salmo es un pasaje de la Biblia que enfatiza y subraya los beneficios de La Palabra. Una y otra vez recalca sus virtudes, esa fue mi motivación de analizarlo línea por línea. Cada párrafo contiene verdades fundamentales que nos hacen confiar en la Biblia.
En este caso podemos ver que todo lo que existe permanece, porque un día Dios dio la orden, y no puede ser revocada. La Palabra de Dios es firme en los cielos y en la tierra. Y no sólo eso, sino que todo lo que Él creó, le sirve. El hombre muchas veces ha querido deslindarse de Dios, pero eso no borra la realidad; que todo subsiste por Dios y todo le sirve. Lo creamos o no, lo queramos o no.
Es mejor creerle y alinearnos a Su Palabra. El hombre es el que debe ajustar sus creencias a Dios y no Dios al hombre. Muchos hacen un dios a su propia manera, lo “fabrican” de tal manera que pueda ajustarse a sus propias opiniones y creencias. Hacen un dios a su gusto. Pero debe ser al revés, debemos conocerlo tal como Él es. Y ajustar nuestra vida a Su Palabra. Él es Dios y Él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos.
Por un tiempo, esta estrategia de hacer a un dios a tu manera, te va a funcionar, pero no para siempre. Dios es paciente y siempre te va a dar la oportunidad de acercarte a Él. El dios que has creado un día te va a fallar, porque nadie puede hacer un dios perfecto, esa imagen equivocada de tu dios, un día te falla, el día que menos lo esperas te das cuenta que tu dios está limitado. No puede ayudarte en el momento de la necesidad. Es un dios que tú has creado.
Es mejor, por puro sentido común, conocer a Dios realmente como es, saber a qué te atienes y saber qué debes hacer para ajustarte a Él. Dios es un Dios de amor, pero también es un Dios justo, en toda la extensión de la palabra. Te conviene conocer a Dios.
Y la mejor manera de conocerlo es leyendo Su Palabra, Él se da a conocer por medio de ella. Y cuando entendamos esta profundidad, podremos decir como dijo el salmista: “Si tu Palabra no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido”. Es una delicia conocer a Dios por medio de Su Palabra, es una delicia que nos sostiene en los momentos más difíciles de nuestra vida.
Deja de crear un Dios a tu manera y empieza a conocer a Dios tal como Él es, lo primero es una fantasía, que tarde o temprano desaparece y te desanima, y por si fuera poco, hasta te puede hacer dejar de creer en Dios, pero si lo conoces… ¡te llevarás una grata sorpresa! Dios es un Dios real. Vivo y poderoso. Amoroso y paciente, como un padre con los brazos abiertos para recibirte como hijo.
Armando Carrasco Z.