Salmos 119 Chet (Parte 29)

“Mi porción es Jehová; He dicho que guardaré sus palabras. Tu presencia supliqué de todo corazón; Ten misericordia de mí según tu palabra.” Salmos 119:57-58

Esta es una de la razones más satisfactorias y más plenas que podemos encontrar en la Biblia. Podemos encontrar muchas promesas para nuestras vidas, promesas de prosperidad, de salud, de solución de problemas y muchas cosas más, pero ésta es la única que lo llena todo.

Decir: “Mi porción es Dios” es sinónimo de decir “Dios es mi herencia”, “Dios es mi recurso”, “Dios es la parte que me toca”. Si todavía no queda claro; visualízalo de esta manera: Imagínate sentado en la mesa de un notario en la que están entregando una herencia a los allí presentes, a unos les toca 10 casas, a otros 50 mdd, a otros les tocan acciones de 15 empresas multinacionales, y cuando llega tu turno el notario te dice la parte que te corresponde es Dios.

Me derrito, me entrego de por vida, mi corazón se deshace por tanto amor de Dios. Una herencia no se escoge, la persona que da la herencia te elige. Cuando alguien deja una herencia decide a quién se la da y cuánto le deja.

Eso es lo extremadamente maravilloso. Dios te elige para que entregarte la mejor de las herencias; Dios mismo. Y más te vale creer que no es una frase poética, es literal. Creer es el trámite que te lleva a acceder a tu herencia de forma plena y total.

Si un día te presentas delante de Dios y quieres protestarle por lo mal que te fue en la Tierra, Él amorosamente te va a tomar del brazo y con una voz tierna te va a decir; “Lo tenías todo, pero nunca me creíste, tu herencia se quedó sólo en un papel notarial”

Si estás pasando por problemas en este momento, si estás desanimado, si estás pasando por una crisis existencial extrema, si estás en medio de una derrota; Por favor grábate esto en lo más profundo de tu ser: “Dios es tu herencia”.

Por otro lado; si estás en estos momentos en una situación de prosperidad donde todo sale bien, donde todo marcha sobre ruedas, por favor, nunca vayas a olvidar que hay algo más valioso que todo lo que podemos “tener” en esta vida, es Dios mismo como parte de tu herencia. No pongas tus ojos en la parte de la herencia que pierde su valor, pon tus ojos siempre en la herencia que es eterna, pon tus ojos en la parte que te toca, pon los ojos en Dios.

Dios es tu porción, Dios es tu herencia, Dios es tu recurso, Dios es la parte que te toca.

Armando Carrasco Z.