“¡Oh, cuánto amo tu Ley! Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo.” Salmos 119: 97-98
Creo que todos, alguna vez en la vida nos hemos encontrado con un enemigo. Con alguien que nos acecha y nos molesta, estos adversarios que podemos tener, van desde lo intrascendente hasta lo grave. En ocasiones tenemos rivales con una razón de peso, pero otras veces tenemos enemigos sin razón. Pero sea cual sea la causa, todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido enemigos.
Y son esas situaciones en las que a veces ya no sabemos qué hacer, son circunstancias que nos colocan en un punto donde nuestra mente no da para más. Creemos que no hay solución o que nuestros enemigos son más listos que nosotros.
Sin embargo, cuando meditamos en la Biblia, encontramos una sabiduría imposible de superar. Su Palabra nos da sabiduría. Son consejos directos del cielo. El problema es que no vemos la Biblia como un libro de consejos, siempre la hemos etiquetado como un libro religioso. Pero sinceramente está repleto de sabiduría, llena de consejos prácticos para la vida, incluyendo soluciones para las situaciones en las que estamos teniendo enemigos en nuestra contra.
Pero no basta con tenerla de adorno en el librero, allí sólo se llena de polvo. Tampoco es suficiente con leerla. Es necesario meditarla y estudiarla. A tal grado que lleguemos a amar la Palabra de Dios. Esta parte del pasaje dice el por qué han hecho al autor una persona “sabia”.
Dice que Sus Mandamientos siempre están con él. Esa es la forma en que debemos aferrarnos de la Biblia, de tal manera que todo el tiempo, todo el día, Su Palabra esté con nosotros.
No hay nada que se le haya pasado a Dios. No hay un tema en el que Dios diga: “¡Chispas! Se me olvidó hablar de esto en la Biblia”, no. Todos los temas necesarios para la supervivencia del hombre están en la Biblia. El problema es que no la sacamos del librero porque la consideramos como un libro religioso.
Tal vez tu enemigo no sea tu vecino ni un compañero de trabajo. Tal vez tu enemigo sea la flojera, la mentira, el chisme, y tantas cosas que se levantan como adversarios de nuestra vida. El consuelo está en que, para toda batalla hay una victoria en la Biblia.
Hagamos de la Biblia nuestro motivo de meditación. En ella encontraremos la sabiduría que necesitamos para nuestra vida diaria.
Armando Carrasco Z.