Este hábito es más difícil que acostumbrarnos a leer la Biblia, porque por muchos años nos hemos comportado como hasta hoy, a nuestro modo.
Y cuando de repente leemos en la Biblia algunas cosas que debemos hacer, realmente es un poco difícil, el, aparentemente simple, hecho de pedir perdón puede hacer que por años no puedas hacerlo pero cuando te decides hacerlo y ves los resultados te preguntas que porqué no lo hiciste antes.
Quiero hacer una importante aclaración; espero que te has estado fijando en una palabra que uso con frecuencia en el libro, la palabra “principios prácticos” y quiero que así lo entiendas, tenemos que poner en práctica esos principios, los cuales, nos van a ayudar para salir adelante, no vaya a ser que de repente leas en la Biblia que en el Antiguo Testamento se acostumbraba al “ojo por ojo y diente por diente” y quieras hacer lo mismo, por eso te decía que debes tener un panorama completo de la Biblia es sumamente importante.
Aprender a leer la Biblia es precisamente eso, tener un panorama general, extraer los principios y ponerlos en práctica, cuando pones “práctica” algún pasaje de la Biblia fuera de contexto corres el riesgo de hacer tu propia Biblia y después te vas a creer iluminado y Dios no lo quiera formes una religión.
Por eso hago mucho énfasis; es importante conocer toda la Biblia y reconocer los principos prácticos contenidos en ella.
Ahora bien, cuando ya tenemos el hábito de lectura de las escrituras, el siguiente paso es fomentar el hábito de obediencia, porque de nada nos va a servir ser grandes conocedores de la Biblia si no la estamos poniendo en práctica, la diferencia entre que sucedan las cosas y no, es tu obediencia.
Cuando encuentres un principio que puedas llevar a la vida diaria no tardes en ponerlo en práctiva, tu mismo te vas a dar cuenta de los resultados, estoy seguro que te quedarás asombrado con los resultados.
Armando Carrasco Z