“Reprendiste a los soberbios, a los malditos, que se desvían de tus mandamientos. Aparta de mí el oprobio y el menosprecio, porque tus mandamientos.” Salmos 119:21-22
Esta parte del Salmo 119 es muy agresiva, veámosla con detenimiento. La Biblia continuamente habla en contra de la soberbia. Es uno de los pecados que hace a una persona alejarse completamente de Dios. La peor de las soberbias es creer que uno es bueno. Y que no le hace daño a nadie, piensan que si ponen en una balanza su vida, sus acciones buenas son mucho pero mucho mas que las malas. Ellos creen que ser bueno es estar bien delante de Dios.
La Biblia enseña que nadie es justo delante de Dios. La condición del hombre por sí misma no es apta para presentarse delante de Él. Esa es la razón por la que Jesucristo vino al mundo, para que por medio de él podamos estar con Dios. No por nuestras obras, no porque seamos muy buenos sino porque Cristo nos hizo aptos para estar con Dios.
Otra clase de soberbia es creer que lo sabemos todo. Que no necesitamos a nadie para que nos enseñe, no entendemos que Dios usa a las personas para enseñarnos. Ojo; no digo solo a los que saben algo de Biblia, sino a todas las personas de todos los temas.
La soberbia descompone de una manera total la percepción de la realidad, y coloca al hombre en un estado de inconciencia que lo lleva a cometer actos de presunción e imprudencia que con el tiempo acaban con su vida.
Esa es la razón por la que debemos dejar que Dios nos reprenda cuando surge en nosotros la más mínima raíz de soberbia.
La siguiente parte dice “malditos los que se desvían de tus mandamientos” aclaremos primero que no es un perjuro o una maldición, es una señal de advertencia. Cuando caminamos con Dios de acuerdo a su Palabra tenemos todo el respaldo de Dios en nuestras vidas, cuando decidimos dejar a un lado ese caminar es obvio que las cosas no van a tener la bendición de Dios y todo lo que hacemos no tienen buenos resultados. La condición es la maldición.
La parte final de este pasaje dice que se aparte el oprobio y el menosprecio, cuando decidimos caminar de acuerdo a Su Palabra, se viene una serie de perseguidores que salen de donde ni siquiera nos imaginamos. Siempre va a existir una persecución hacia todos aquellos que deseamos vivir de acuerdo a lo que Dios nos dice. Y este clamor de David era precisamente eso, que Dios nos guarde del oprobio y menosprecio que surge por obedecer Su Palabra.
Armando Carrasco Z.